miércoles, 16 de marzo de 2011

Cómo ir vestida de fiesta

No me gustan demasiado los eventos en los que se supone que uno debe abandonar su ropa de todos los días para vestirse de fiesta: bodas, operas, premios, etc. Estoy a favor de vestirse según las circunstancias, claro, creo que es una muestra básica de respeto hacia los demás, de buena educación (aunque dé una pereza horrible). En una ciudad no se puede vestir como en la playa (porque hay personas cursis y chorras como yo a las que nos afectan y deprimen ciertas visiones), en una iglesia no se puede vestir como en una discoteca (aunque ambos lugares, en estilos totalmente distintos, puedan tener su morbo), en un restaurante de lujo no se debería vestir como en el bar de la esquina (porque hay un tío que se ha pasado meses creando unos platos y lo mínimo que podemos hacer es ponernos un vestidito mono, ¿no?). No por uno mismo (la mayoría de nosotros podríamos pasar la mayor parte del tiempo en camiseta y tejanos), sino como muestra de reconocimiento al lugar donde uno está y a su gente. Pero a la vez creo que el estilo, esa mezcla mágica de magnetismo y movimiento, tiene siempre un elemento de vitalidad, de despreocupación. Y ese elemento resulta difícil de transmitir si uno va peinado, vestido y calzado de fiesta. La perfección absoluta no suele tener mucho estilo, para que algo palpite, emocione, turbe, tiene que haber algún fallo, algo un poco borroso, un poco movido, un poco estropeado, un poco personal. Recuerdo una foto maravillosa de Daryl Hannah (que he buscado y no he encontrado) vestida con un traje de noche dorado espléndido, de espaldas y mirándose al espejo en un salón de Versailles, se le ve la planta de un pie y está inmunda, sucísima. Pues bien, ese pie descalzo y sucio es lo que hace que sea una foto maravillosa. Por otro lado, creo que la mejor  manera de llevar un vestido de noche -me encantan los vestidos de noche, ya os lo contaré otro día- es medio despeinada, con cara de sueño y sin nada más.
Me pregunto si en el Liceo se puede entrar sin ropa interior y descalza...

5 comentarios:

  1. Suscribo todo, Milena: la pereza, la cursilería y chorrez de poner los ojos en blanco ante ciertas cosas, la apuesta por la despreocupación... ¡Y tu post llega justo en el momento oportuno! Tengo "evento" y no sé qué ponerme. Sea como fuere, iré medio despeinada. ¿Me honrarías con tu visita a mi blog y tu voto por un vestido u otro? ¡El tuyo para mí vale por 2 votos!
    (Y sé benevolente, te lo ruego; las fotos son un horror, lo sé.)

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  2. Milena me gusta mucho la foto de la entrada,me ha hecho pensar en Isadora Duncan . Para mí la belleza,sea llevando un vestido o lo que sea, sin naturalidad, me resulta vulgar.

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  3. Estilo...Tener estilo es justamente reconocer el trabajo de creación ajeno con un aspecto acorde con el lugar. Simbiosis natural, no impostada, tampoco buscada con exceso. Comodidad...o como prefiero decir en francés "un décontracté élégant"...Sí, sí y mil veces sí: "el estilo es esa mezcla mágica de magnetismo y movimiento que tiene siempre un elemento de vitalidad y despreocupación".
    Respeto...Te preguntas si en el Liceo se puede entrar sin ropa interior y descalza. Sin ropa interior seguro, descalza lo dudo, aunque después de ver hace cuatro temporadas el pretenciosamente "moderno" montaje de Don Giovanni de Calixto Bieito donde uno miccionaba en el escenario me pregunto si debería ponerme a su nivel y en lugar de guardar un pudoroso silencio (porque los aplausos sólo los reservo para el talento ajeno) lanzar tomates al escenario...Porque se puede ser moderno como el rompedor pero respetuoso montaje de Lulú que vi esta temporada, pero lo de Bieito me pareció insultante, por no mencionar que eliminó literalmente el aria "Mi tradì quell'alma ingrata", la más bella de la obra...en fin...

    Volviendo a tu elegante entrada que vistes con palabras mágicas y colores desconocidos, me encantaría ir despeinado, despeinado natural, no esos despeinados de diseño que se ven sobre algunas alfombras rojas, ese tono descuidado falso que poco o nada tiene que ver con la naturalidad...

    ...but me consuelo llevando en según qué ocasiones un bonito sombrero...

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  4. Querida Milena,
    Sí, el estilo debe ser despreocupado. Pero hay una explicación absolutamente racional para eso: si hay que pensarlo, arreglarlo, añadir, esconder, manosearlo ya no es estilo es otra cosa (no sé qué).
    Los vestidos de noche, como dices, despeinada, con los talones agrietados (en el justo punto que no te rompa la media, ça arrive, créeme), sin o con muy pocas joyas.
    A la playa despeinada también. Sin joyas. Sin rellenos. Sin brillos (prohibidas lentejuelas, conchas, caracolas, chinchetas y lucecitas en el bikini). Y sobre todo, nunca, nunca, nunca, nunca, con maquillaje (a evitar casi siempre, by the way).
    El únio límite al descuido natural del estilo es exactamente como dices: el reconocimineto al Otro, sea el cocinero, la señora que se ha esforzado por montar una cena de 'gente bien' (ella puede que sea aburridisima pero si decides ir a su cena VAS) o la abuelita que reza.
    Pero tengo una pregunta que tenía antes y después de la entrada (hace dos día que la paseo, pensando tango que escribir a Milena para que me conteste esto). ¿Pueden alguna vez coexistir felizmente un tejano y un zapato de tacón? Mi canon me dice ¡No! pero otra parte más íntima y tenaz dice, ¿por qué no, si son el tejano y el tacón adecuados y es con Nada Más (o casi)?
    Dime algo, la cena es mañana. El tacón adecuado ya lo tengo pero si han de salir juntos ninguno de los tejanos es el apropiado.

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  5. Hola Oro:
    Voto totalmente por el vestido blanco, y más si te casaste con él, me parece genial customizar su vestido de bodas!!!

    Hola Gil: mi blog ya no sería mi blog sin tus comentarios. Gracias.

    Hola Zen Rabbit: estoy de acuerdo contigo, la belleza sin naturalidad es vulgar.

    Hola Clara: SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ a los tejanos con zapatos de tacón!!!!! Absolutamente!!!!!!!! Mira a Kate Moss... Te quedarán genial, no lo dudes ni un minuto. Tacones a saco.

    Muchos besos.

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