martes, 31 de enero de 2012

Verano!!!!!!


Ya he empezado a planificar el verano. En fin, lo que llevaré este verano (el destino acabará siendo el mismo de cada año, el pueblo del norte de la Costa Brava que empieza con "C", donde crecí, hice las mayores barbaridades en la adolescencia, y ahora soy una madre responsable (bueno...), abnegada (not really) y organizada (oigo las carcajadas de los padres de mis hijos y de mi querida madre desde aquí...). O sea, que ha llegado esa época del año en la que miro las revistas para estar enterada de las tendencias (colores pastel: ¡beeeej! Estampado hawaiano: ¡requetebeeej!) y en la que le abro la puerta al mensajero o al pizzero o al tío que me trae las multas, vestida de pleno verano porque me estoy probando la ropa que, en teoría, llevaré dentro de 6 meses. El crudo invierno tiene prohibida la entrada en mi casa. Mi plan para este verano: este vestido años 20 de seda de APC (mi marca favorita), que acabo de comprar de rebajas (y que no está nada de moda), los hombros y las rodillas pecosas de cada año, el sombrero de paja, las Birkenstock y el mar. Solo faltan 6 meses. Bueno, me voy corriendo a llevar a los niños al cole, ¿alguien sabe dónde demonios están los guantes?

sábado, 28 de enero de 2012

Hoy en SMODA.


Hoy, en la última página de SMODA: "Las gafas de sol" by Milena Busquets y Joaquín Reyes.

martes, 24 de enero de 2012

Tranqui, tronqui




Vuelven a estar de moda los ataques de nervios. Habían desaparecido... sí... pero vuelven a llevarse. Así es la vida. Tengo la sensación de que hemos pasado de deprimirnos a tener ataques de nervios. Yo, como sabéis, no sigo la moda, así que sigo sufriendo de las dos cosas en alternancia. Anyway. La depresión se me suele curar comprando ropa y/o enamorándome. Y he descubierto la solución para los nervios (ya, practicar el amor también calma los nervios -y el dolor de cabeza-, pero no me refiero a eso). Se llama "Emergency Spray". Lo utilizamos la reina de Inglaterra, Gwyneth Paltrow y yo. Yes, yes. En serio. Es una "anti-stress formula" buenísima. Sirve para todo: los niños, el perro del vecino, yo, mis ex, mi madre, todo lo que me pone -o se pone- nervioso. Y funciona. Tranquiliza inmediatamente. Estas navidades se lo regalé a todos mis amigos y familiares. Las pasé (las Navidades) con una copa de vino en una mano y el spray de la reina de Inglaterra en la otra. Y estuvieron bien, no me suicidé. Ya estoy preparando un alijo de reserva para el mes que viene, es mi cumpleaños, me convierto oficialmente en una vieja, y creo que voy a necesitar muchos litros de spray para superarlo...

lunes, 23 de enero de 2012

La ropa estratosférica


Hay ropa bonita y hay ropa estratosférica. Lo sabe todo el mundo. Bueno, y luego hay muuuucha ropa horrible, de la cual no hablamos en este blog para no deprimirnos (porque si nos deprimimos, tenemos que ir al psiquiatra, y si vamos al psiquiatra, gastamos un montón de dinero, y si gastamos un montón de dinero, entonces no tenemos dinero para comprar ropa, y entonces nos deprimimos todavía más... en fin... es "the circle of life", como dicen en "El rey León", la película que he visto 200 veces este fin de semana). Bueno, pues por un lado está la ropa bonita, preciosa, elegante, correcta, perfecta, para toda la vida, y por otro, la ropa que te transporta a otra dimensión. La ropa estratosférica. La ropa que te proyecta hacia otra cosa: hacia la persona que te gustaría ser, hacía el Hollywood de los años 50, hacia las playas de California, hacia los brazos de Mastroianni, hacia lo que sea. (Pasa un poco lo mismo con las personas: unos son un precioso jersey de cashmere... pero luego hay otros que son un excitante vestido de McQueen, que no sabes ni cómo ponerte, ni cómo te quedará... y luego están los jerseys de acrílico, que pican y se encogen a la primera de cambio...). En fin. Yo cada vez tengo menos prendas que no adoro. Intento que todo lo que me pongo encima, me dé algún tipo de placer. Por eso soy partidaria de, a veces, lanzarse a comprar alguna prenda improbable (se llama "shooting for the stars"). Mis tacones de leopardo de Lanvin, que compré entusiasmada pero llena de dudas, me los he puesto sin parar, me suben la moral, me hacen sonreír y me dan ganas de irme a tomar cañas al lado del mar. Todo el mundo debería de tener un par de prendas (y al menos una persona) estratosférica a su lado. Para los días nublados, y para irse de cañas a la playa los días como hoy.
Feliz semana, queridos.

jueves, 19 de enero de 2012

Tuneando

       Camisa con botones de señora que lleva laca en el pelo y pintalabios de color fucsia.

                          Mercería maravillosa (de la que un día os hablaré).

Camisa tuneada con botones bonitos de chica simpática y agradable.

El otro día, recibo un aviso por internet de que una camisa-que-me-encanta-pero-que-no-me-puedo-comprar-porque-estoy-arruinada (mi lema de los últimos... desde que me empecé a comprar la ropa yo), está rebajada al 70%. Y claro, una cosa es estar arruinada y otra dejar pasar la oportunidad "of a lifetime". Total: compro la camisa, sintiéndome la persona más afortunada del mundo (soy una chica fácil, ya). Me llega. Es muy bonita, de seda, con un estampado que recuerda los fondos de Klimt. Me encanta Klimt, estoy segura de que si me hubiese conocido, se hubiese enamorado de mí y me hubiese pintado e inmortalizado (soy una pobre loca delirante, ya). Lo cual hubiese estado muy bien, porque me hubiese ahorrado el engorro de tener que ser una mujer de provecho. Anyway. Problemón: la camisa de Klimt tiene unos botones horripilantes. Solución: tunearla. No hay que temer nunca a la ropa. Hay que tener una relación de confianza absoluta con ella, lo que permite cortarla, cambiarla, alterarla como a uno le parezca mejor. Una de mis grandes frustraciones (a parte de no haberle arruinado la vida a Klimt) es no saber coser ni un botón (aprenderé, aprenderé...). Total, voy a una mercería (un sitio increíble en el que entré por casualidad, fue como volver al siglo XIX...), compro unos botones de concha sencillos, desiguales, y la camisa se convierte, como por arte de magia, en una camisa realmente bonita. Conclusión: no temáis meterle mano (o tijera) a la ropa, es la única forma de conocerla íntimamente.
Feliz jueves.

lunes, 16 de enero de 2012

Soy un chico


Desde hace unos días, he recuperado unas viejas "desert boots" de Church's, de color amarillo pálido, que me compré hace varias temporadas (soy fan total de los zapatos Church's, no hay Church's feos). En fin, pues desde que llevo estos zapatos, varios chicos requeteguays (el joven y guapo cantante de un grupo de música rock o cómo se llame ahora y mi joven y guapo vecino universitario) se me han acercado para preguntar dónde las había comprado. Después de coquetear como una loca explicarles concienzudamente todo lo que, como experta en moda, sé sobre las "desert boots" (no tenía ni idea, así que me inventé una historia sobre el desierto del Sahara y un explorador inglés, tuberculoso y sifilítico, amigo de Oscar Wilde y Saki, que inventó las "desert boots". Espero que los dos chiquillos no lean este blog...), me di cuenta de que lo más importante que ha ocurrido en la moda femenina en las últimas décadas, se puede resumir en: "soy un chico". Desde Annie Hall, y antes incluso, empezamos a vestirnos de chico. Pantalones, americanas, camisas, sombreros, los ejemplos son innumerables y se van repitiendo temporada tras temporada. Hemos adoptado, con gran fortuna, según mi opinión, muchos de sus códigos. Y sin perder un ápice de feminidad (¿qué me ocurre hoy? ¿por qué me salen estas frases tan patéticas?). Al igual que los hombres de verdad, vestidos de mujer, siguen siendo absolutamente masculinos (ver a mi amado Toni Curtis en "Con faldas y a lo loco"), las mujeres de verdad, vestidas de hombre, siguen siendo femeninas (ver a mi amada Kim Basinger en "9 semanas y 1/2"). En fin, me tengo que ir, le he cogido prestada una sudadera a mi hijo mayor y me voy a hablar con los skaters del parque, a ver si me dan alguna idea estilística nueva...  

viernes, 13 de enero de 2012

La belleza

Esta mañana, en el tren de vuelta de Madrid, me encuentro con esta foto en el Vogue inglés. Kate Moss con Lucian Freud, fotografiados por David Dawson, asistente de Freud, en 2010. Él descansa o piensa, sonríe creo, y ella, acurrucada contra él, mira a la cámara, parece soñolienta, relajada, tranquila, levemente nostálgica tal vez. ¡La profundidad de Kate Moss! En un artículo que se publicará dentro de unas semanas, lamento la envidia y el poco respeto que suele suscitar la belleza física, la gracia. Y sin embargo, ¡es un consuelo tan importante! Hoy, en el vagón vacío del AVE, miraba a Kate y a Lucian (tan guapos los dos, tan profundos los dos), y me daban ganas de ser mejor persona, de dormir con camisa de cuadros, de intentar vestirme mejor, de tomármelo todo con más tranquilidad, de acurrucarme contra la gente que quiero. Y después, los cuatro (o cuatrocientos mil) tontos de turno dirán que las revistas de moda son más superficiales que los diarios...
Feliz fin de semana, queridos.

miércoles, 11 de enero de 2012

Redecorar





He decidido redecorar el blog. Nada extravagante, simplemente utilizar los instrumentos que me ofrece el sistema para intentar vestirlo un poco (a fin de cuentas, es un blog sobre ropa, no debería estar en pelotas). He empezado con las paredes, después seguiré con la tipografía (que quiero que sea negra, muy sobria, masculina) y después, ya veremos. Cuando sepa todo lo que quiero, buscaré a un alma caritativa que me ayude a realizarlo. Todo el mundo dice que es facilííííísimo, pero creo que es lo mismo que cuando dicen que una operación quirúrgica "no es nada" o que cocinar es solo cuestión de organización (nada nunca es solo cuestión de organización). En fin, os quería enseñar los cuatro estampados que me gustan para el fondo (encima, obviamente, habrá un marco blanco con el texto en negro). ¿Qué os parecen? ¿Cuál os gusta más?

domingo, 8 de enero de 2012

El hombre nuevo


No creo demasiado en el año nuevo (aunque ayer, como cada enero, me apunté al gimnasio. Es una tradición. Hoy he llevado el equipo, las deportivas, etc, y mañana iré a correr. En serio. Nadie podrá impedirlo), pero tengo todas mis esperanzas puestas en el hombre nuevo. Se llama Ryan Gosling y, en mi humilde opinión, inaugura un nuevo tipo de tío. No es guapo, y sin embargo es el hombre más guapo del mundo. Tiene el mentón un poco demasiado prominente, una cara alargada y plana (adiós a los mofletes de Pitt y otras niñas de los últimos años), una mandíbula triangular (y no cuadrada), unos labios finos, los ojos más bien juntos, la nariz más bien larga, y es rubio. Pero lo más importante es que no remite automáticamente a alguna otra estrella de cine, como ocurre con George Clooney y Cary Grant, por ejemplo. Es él y punto, no recuerda a nadie. Tiene, eso sí, un cuerpo de héroe clásico. Y el mundo a sus pies. Así que, ¿veis queridos? No todo está perdido. No saltéis todavía por el balcón. En medio del sopor y de la gravedad general, de repente sale un actor como Gosling, capaz de hacernos levantar el vuelo. Y volver al gimnasio, espero.

sábado, 7 de enero de 2012

La falda tejana

                                              Falda tejana de Mother


Falda tejana de APC



Falda tejana de Isabel Marant



    
                            Falda tejana de Textile Elizabeth and James


He empezado a ver mini faldas tejanas por todas partes. No en la calle: en la red, en la primavera que he empezado a imaginar. Después de la invasión de shorts tejanos de los últimos veranos, solo igualada por la absolutamente alucinante epidemia de Uggs de este invierno, era una cuestión de tiempo que los diseñadores volviesen a interpretar la mini falda tejana. Varias buenas noticias: no es muy mini (cae por encima de la rodilla) y no es muy ajustada (ni muy amplia, yo diría que es el equivalente de unos vaqueros rectos). Respeta la comodidad que se espera de unos vaqueros y, por alguna razón, me da la sensación de ser una falda de mujer (no de niña, no de atontada), de mujer de verdad (las mujeres de verdad no escasean tanto como los hombres de verdad, pero bueno, no crecen en los árboles). Puedo imaginar sin dificultad a varias de mis amigas con una falda así. Las que más me gustan son la primera (las faldas abotonadas delante me parecen lo más sexy del mundo, me ponen de muy buen humor, pero son difíciles de encontrar, ojalá se pongan de moda...) y la última. La segunda me parece un poco demasiado amplia y corta, y la de Isabel Marant tiene el detalle de la cintura trenzada que es genial (y que Stella McCartney utilizó hace ya varias temporadas), pero parece un poco elástica y demasiado ajustada. Bueno chiquillos, me voy, tengo cosas importantes que hacer, creo que hoy empiezan las rebajas.          

miércoles, 4 de enero de 2012

¿Es necesario adornarse?


Normalmente, casi no llevo joyas, me gustan los cuellos, los escotes, las muñecas, los dedos (y las personas) despejadas. Considero que unas manos no son más bonitas por llevar un anillo. Y que ningún anillo en el mundo es más bonito que unas manos bonitas. Creo que las joyas pueden servir para acentuar la fragilidad de una muñeca o de un tobillo, pero nunca como adorno porque sí. En realidad, no me gustan demasiado los adornos, hasta la palabra "adorno" me molesta, casi tanto como la palabra "complementos". Nadie que ame los bolsos como yo los amo (truly, madly, deeply), puede pensar y decir que son "complementos". En lo relativo a las joyas, debo de estar equivocadísima, claro. El fantasma de Coco Chanel debe pensar que soy burra (pero me da igual, solo me interesa la opinión de los fantasmas de mi propia familia). Anyway. Cada cierto tiempo, me enamoro perdidamente de una joya (puede ser una pieza carísima o una pulsera de hilo) y paso un par de días soñando con ella. Normalmente, al cabo de dos días, ya no la deseo (eso también me pasa con otras cosas, algún día tenemos que hablar de los amores que duran 5 minutos). Si al cabo de dos días, la sigo deseando, saco este pequeño medallón antiguo del joyero y le pregunto la opinión a la chica guapa. Siempre dice no. Las joyas modernas casi nunca son capaces de plantar cara a las antiguas. Me pongo el colgante 5 minutos. Y lo vuelvo a guardar, totalmente curada. Conclusión de esta entrada tan caótica: si queréis una joya, no vayáis a un joyería, id a un anticuario.
Un abrazo, queridos.

lunes, 2 de enero de 2012

2012

                                          2012 subido encima de 2011

Pensaba empezar el año con las frivolidades de cada día, pero no sé, debo de tener algún tipo de bloqueo relacionado con el nuevo año, porque he empezado tres entradas diferentes (una sobre los hombres elegantes, otra sobre la ropa de verano y otra sobre los zapatos de institutriz), y no logro acabarlas. Puede que también tenga que ver con el hecho de estar escribiendo y, a la vez, jugando a que somos osos koala con mi hijo pequeño. En cualquier caso, el año nuevo, tozudo, se interpone en mi camino. Así que te saludo, 2012. (¡Pesado! No seas pesado, ¿eh? No hay nada peor que los años -y las personas- pesadas). Te deseo todo lo mejor. No lo vas a tener fácil. Recibes un mundo lleno de gente muy cabreada, lleno de gente que se toma muy en serio y lleno de gente un poco perdida (como yo). Un saldo, vaya. Por otro lado, aunque no lo parezca, no somos muy exigentes, danos algo de sol, algo de amor y un poco de futuro, y serás el mejor año de nuestra vida. Cuídate mucho.
Un abrazo,
Milena