martes, 29 de enero de 2013

La agenda


Tengo un billetero asqueroso, que algún día fue bonito, que se cae a pedazos y por el que se cuelan las monedas. Llevo las llaves sueltas por el bolso, sin llavero (bueno, la del coche lleva el llavero que le dieron a mi madre en el concesionario de coches cuando compró el coche, hace 12 años. Y la del piso, un llavero de Bob Esponja, que le salió a mi hijo pequeño en un huevo Kinder). Nunca he tenido un bolígrafo, ni una pluma, buenos o perdurables. Tengo la antepenúltima versión del iphone (y una funda absurdamente infantil, porque era la más resistente que encontré). Llevo unas Ray-Ban tan viejas y rayadas, que, para ver algo, tengo que mirar por encima o por debajo de los cristales. Y no recuerdo la última vez que pude comprar un bolso bueno. Pero cada año, me compro una agenda en Smythson. Y hago que le pongan mis iniciales. O mi nombre. Un libro en blanco. Una promesa segura de felicidad. Como las mimosas recién florecidas. Ahora. Todo está mucho más al alcance de la mano de lo que pensamos.

11 comentarios:

  1. Me encanta. Yo siempre con agenda... y lápiz. Por aquello de lo aplazable o aplazado. Besazo. Luz.

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    1. jajaja. Me encantan los lápices pero soy incapaz de escribir con ellos.
      Un besote.

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  2. Tuve un maravilloso reloj con una esfera azul oscuro que brillaba, como el más profundo de los mares. Lo perdí nadando en la piscina del Inef en la que me colaba con mi carnet de universitario, hace muchos años. Es el único objeto que lamento haber perdido porque creo en pocos objetos.

    La pluma Montblanc Bohème que gané con un artículo.
    Mi anillo de casado, único, sencillo, discreto, hermoso, que guardo en una caja y me pongo de vez en cuando.

    Algunas prendas que no me dejan.

    Algunos libros, algunos discos, algunos cds.

    Y esa billetera que me regaló un día, una billetera negra, lisa. No lleva iniciales, solo el discreto emblema del fabricante, pero no necesita nada más. Implícita en ella, perdurable, eterna, la intención.

    Como la de las mimosas, que siempre anuncian luz, color y una extraña paz.

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    1. A mí también me da paz mirar a los árboles, y al mar.
      Un beso.

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  3. Milena, eres lo que yo entiendo por una persona exquisita, me encanta leerte, cada día más! Verónica.

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    1. Hola Verónica: ¡qué bien! Muchas gracias. Pero a veces pienso que si lo feo y lo cutre y lo miserable me horrorizasen menos, escribiría mejor.
      Un besote.

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  4. ¡ Qué maravilla saber combinar lo sencillo y barato con lo exquisito y caro !. Me horroriza lo barato y malo, pero ir como un maniquí de YSL( por ejemplo )me produce bochorno.

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    1. Hola: lo mejor es lo exquisito y barato. Y existe. A mí tampoco me gusta nada la gente que parece un maniquí, aunque un bolso de YSL no estaría mal...
      Un besote.

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  5. No me convences.
    Las agendas, no son un complemento femenino. Y femenina tampoco.
    Te la dejas un momento encima de la mesa...y te aparece escrito cualquier cosa en ella,...o, alguien te toma el teléfono y llama a tu seximán...y luego este te monta el pollo
    - ¿Qué coño es tener la polla graciosa, baby??
    No, no,...son muy peligrosas.
    Me deshice de ella.

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    1. Hiciste bien, cualquier instrumento susceptible de ser revisado por alguien siempre es peligroso.
      Y no te digo nada si en lugar de polla graciosa pones polla enorme; bueno, bueno!

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    2. Jajajajja. Mi agenda solo la toco yo. He tenido la suerte de que ninguno de los hombres con los que he estado me ha revisado nada (que yo sepa), soy una novieta bastante fiable.
      Un beso.

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