lunes, 1 de abril de 2013

Dime qué ropa interior llevas y te diré quién eres



Me tomo muy en serio la ropa interior que llevo. No me parece ninguna tontería. No me parece que dé igual. Se me ponen los pelos de punta cuando alguien dice que no importa, que total, no la ve casi nadie. Se me ponen los pelos de punta, cuando alguna amiga  me confiesa que solo compra ropa interior cuando tiene novio. Se me ponen los pelos de punta, cuando alguna amiga compra ropa interior de niña (florecitas y algodón, una perversión pasados los 11 años) o de vieja (kilómetros de cosa grimosa color carne). Se me ponen los pelos de punta porque creo que se están perdiendo uno de los grandes placeres de la vida. Porque me parece un milagro que con lo deprimente que está todo, podamos seguir yendo a una tienda y comprar, por menos de 20€, unas braguitas de encaje tan finas como una tela de araña, tan aéreas, tan sutiles, tan distintas a los tiempos que corren. Me gusta saber que debajo de mi chaqueta militar, hay algo mucho más dulce y esperanzador y poético. Me parece que en este momento, son casi un gesto de rebeldía. Si nos vestimos como lo que está pasando fuera, no hay ninguna esperanza.
Feliz lunes, queridos.
PS: Las braguitas son de "Kinky Knicker's from Mary Portas", para Liberty London. Y la chaqueta de Hartford. Ambas se pueden comprar por internet.

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